Treinta
y tres adultos y veinticinco niños, estos fueron los que nos
juntamos en la Alquería de Morayma en Cádiar, un sábado
20 de Diciembre del 2003. Una vez instalados en los aposentos siempre
magníficos de la Alquería, con más de una cama
supletoria (que suspiro de satisfacción cuando todos estaban
colocados…), nuestra pequeña “troupe” se encaminó
hacía Lobras. Dos ramblas y un pic-nic más tarde, este
último debajo de unos árboles despeinados (¿qué
árboles serán?¿he? ¿he?) y donde unos imprudentes
empezaron ya con la parte gastronómica del fin de semana, llegamos
al pueblo. Lo de las ramblas y del subir y bajar estaba previsto para
agotar los niños, pero no solamente no los agotamos sino que
además quisieron volver andando hasta la Alquería, después
de barajar la posibilidad de recoger los más pequeños
(4 años) con el coche. Pero vamos, ¿cómo se me
ocurrió dudar de la capacidad andarina de lo peques mulhaceneros?
Después de un ratillo de reposo, un taller
de preparación de fuegos artificiales (¡!), así
como el primer servicio de comida para los niños, empezamos con
una noche muy especial para estos. Un traga-fuego se encargo de callar
a los más escépticos cuando al final del espectáculo,
se trago realmente sus varillas encendidas.
Luego, les toco la tradicional caza del tesoro, preparada magníficamente
por Eduardo y Concha, donde el bandolero “Pasos largos”
les planteó unas cuantas enigmas que les llevó al tesoro.
Como colofón terminamos con los fuegos artificiales que preparamos
y que consisten sencillamente en unas bolas con estropajo de aluminio,
papel higiénico y alambre a las que Mariano, el Pater y la que
suscribe les dimos vueltas sacandole chispas espectaculares, haciendo
peligrar seriamente nuestra ropa y pelos, pero… ¡que efecto!
Luego por fín, nos toco comer a los adultos, pero pondré
un velo tupido sobre los 20 platos que nos zampamos, todos más
buenos los unos que los otros y que sudaríamos al día
siguiente.
En efecto, el domingo, un día espléndido
nos espera, e hicimos una preciosa excursión en dirección
a la junta de los ríos desde los Berchules, a lo largo de una
acequia muy bonita y con temperatura primaveral. A la vuelta, Salva,
Eduardo y José Antonio salvaron una cabra, pillada en una alambrada.
Un arroz caldoso en la Alquería puso la guinda al fín
de semana.
¡Y que sepáis
que el fín de semana del 18-19 de Diciembre del 2004 ya se ha
reservado la Alquería para el sector infantil!