En
un esplendoroso día, lleno de sol y sin viento, el pasado sábado
7 de febrero nos reunimos en la Rotonda de Cervantes (Rotonda del Club
Mulhacen)un grupo nutrido de niños y cuasiniños dispuestos
a pasarlo
bomba. Fuimos en coche hasta la Cortichuela del Trevenque y sobre las
once y media de la mañana tomamos el carril cortado a vehículos
que sale de la pista del Trevenque unos 300 m antes de salir a la Cortichuela,
camino que lleva al Huenes a la izquierda y llega hasta Diechar a la
derecha, tras pasar bajo el Cerro de los Poyos.
Pero,
para hacer más montañera la subida optamos por subir a
Cerro Gordo rodeandolo en la senda que llega desde el Pico de la Carne.
El calorcito apretaba de lo lindo y la dura subida solo consiguieron
que se estirara el pelotón aunque todos, todos subimos a la cima.
Fotos de rigor y bajada salvese el que pueda y culetazo aquí
y traspiés allá hasta la Vaguada del
Cerro del Cocón.
Luego
atravesando la Meseta del Huenes y observando las dolinas y hundideros
que por allá abundan, sobre las dos y cuarto llegamos al prado
verdecito y reconfortante que hay al final de la pista del Huenes, un
poco por debajo de su vértice geodésico. Tumbada, comida,
bebida, meada y otra vez tumbada, digo los padres y cuasiniños,
porque los niños no pararon ni un segundo, unos jugando con un
gran pino seco tumbado que allí hay, coscorrones incluidos, otras
contando chistes escenificados y otros al pilla pilla, como calentamiento
de lo que aún nos esperaba. Unos cuantos subimos a la cumbre
del Huenes sin hacer ruido para no despertar a ciertos padres que Baco
y el cansancio los mandaron a los brazos de Morfeo. Iniciamos
la bajada sobre las cuatro menos cuarto en compacto pelotón hasta
el abrevadero que hay encima del barranco de Fuentefria, pero oh sorpresa,
aún nos quedaba la subidita por la rambla hasta la divisoria
de caminos que separa la vertiente del Arroyo del Huenes con la del
rio Monachil, ¡qué postre de subidita!. Me creeriais si
os digo que alguno y alguna todavía daba saltos y jugaba con
la arena, a las fotos me remito.
Llegamos
a la fuente y casa forestal de la Cortichuela sobre las cinco y cuarto,
diplomas y dulcesitos para nuestro angelitos y todos quedamos derrengaditos,
osea hechos polvo y llenos de polvo, pero con muchas ganas de repetir.
Necesitamos
voluntarios que organicen salidas similares, asesoramos y ayudamos a
los que lo intenten, más madera, pero de esta. De otras ya estamos
bien servidos. Aprenderos chistes nuevos para el próximo día,
lo pasamos genial y hasta el tiempo fue maravilloso (en febrero).
Quiero
felicitaros a todos porque nos hemos superado
con creces tanto en lo físico (desnivel y longitud de
la excursión) como en lo ecológico (respeto al medio)
y en lo lúdico(pasárselo estupendamente).
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HASTA
PRONTO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Vuestro amigo y tito Miguel Parejo.