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Las fotos de la excursión por Francisco Bedmar. 

Por fin, al fin, el fin, que decía un grupo mu' burro, los Lavaderos de la Reina (¿seguro que vamos a los lavaderos no?) no se hacen esperar más, y a las 09:25, con 10 minutos de retraso sobre la hora estimada de inicio, 20 mulhaceneros comienzan su andadura por uno, dicen, de los parajes más bonitos de Sierra Nevada.



Al poco de comenzar y como una exhalación adelanta a todo el grupo Guillermo, que empeñado en esquiar se había lanzado a buscar nieve más o menos como Don Quijote se lanzó a por los gigantes... (presumimos que o no había nieve, o de verdad encontró gigantes, porque desistió del intento). "¿Pero tú no estabas lesionadooo?" gritaba alguna por ahí, hasta el primer descanso no le alcanzaríamos.

Primera parada: refugio de Peña Partida. Un tentempié rapidito y vamos que nos vamos, que la cosa se pone más vertical. Guillermo lidera el paso por la loma que nos llevaría hasta la cima, y buen paso llevaba porque el grupo no tardó en dividirse. Aún así, poco antes de la cima y en un acto que le honra, dejó pasar y llegar primero a otro mulhacenero que conseguía de esta manera coronar su primer tresmil, gracias bestiajo! Se agradecieron mucho mucho los esforzados ánimos del perro en el último apretón, gracias perrito!

Una vez arriba la historia de siempre. Foto, foto, foto, foto, ahora para este lado, ahora para este otro, la niebla que decide juguetear con los paisajes... y otra más que mira qué bonito este barranco despejado, mas fotos, échame una a mi mirando filosóficamente aquel cerro, venga vaaale... ¿ya?, siiiii ya no más, ¿de verdad?, de la buena te lo prometo... Tras un rato de espera y comilona llega el resto del grupo, pero ahora se da prioridad a la comida en vez de a la fotografía. Oye Ana, ¿y los Lavaderos?, que veníamos a eso oigan, y llevamos cuatro horas y aquí no están... que siiii que ya vamos, y todos en marcha otra vez directos para abajo. Bueno, todos para abajo no, que hubo un grupo disidente liderado por Paco Bedmar que decidió crestear un poco mas para bajar por otro canuto distinto. Además el bestiajo que con las zapatillas no quería pisar nieve, desanda lo andado hasta los coches.

Los que decidimos bajarnos más directos tuvimos oportunidad de "esquiar" la nieve en un estado inmejorable, quien dice esquiar dice dar culetazos y demás, que esto es free style. Mención especial a Kika, que hizo gala de una templanza ejemplar en los momentos más críticos. Además de esto, protagonizó nada más terminar la bajada el episodio picante del día, cuando . Al parecer como esto lo puede leer cualquiera la censura no permite escribirlo, mejor preguntar directamente a la protagonista la siguiente barra.
Llegamos finalmente a la parte de los Lavaderos ¿si? ¿de verdad ya es? siii ahora en serio ya hemos llegado, genial, pues ahora a esperar a los disidentes. Casi una horita comiendo, durmiendo (alguno hasta medio roncaba ¿eh Jesús?) y deleitándonos viendo el vertiginoso descenso que lideraba Paco Bedmar. ¿De verdad se mueven?, a ver... no se, ¿ese va de culo?, si si, ¿y aquellos? ¿se irán a encordar o están haciendo fotos? El caso es que sin prisa pero sin pausa al final llegaron, y sin darles tiempo a descansar (ahora os jxxxxs por disidentes) seguimos el descenso esta vez sí admirando el agua corretear monte abajo. Aunque aún había bastante nieve el espectáculo era maravilloso, así que no lo estropeo con palabras, mejor mirar las fotos, que una imagen vale más que mil palabras, aunque una imagen no valga ni una millonésima parte de un vistazo in situ.

Tras los saltos de agua y demás caprichos naturales llega la acequia, que se hace infinita, tanto que Paco Bedmar vuelve a protagonizar (esto solo quedó en un intento) otro episodio de disidencia, queriendo tirar monte arriba en vez de seguir la ruta más larga, pero llana. Al final resulta que la acequia si que tenía fin y agradecidos, divisamos los coches y a dos mulhaceneras que optaron por no castigar mucho las piernas subiendo el Puntal de los Cuartos, y que se armaron de paciencia para soportar la larga espera del resto.

Y para terminar pues ya se sabe, cervezas, buena comida, y un repaso a la jornada, que con nueve horas nos deja más que satisfechos. Y a los que no han ido, pues a darse una vuelta por allí, que las fotos no le hacen justicia, las palabras menos, y las mías menos aún.

Nos vemos en el monte!

Hector

 

TIEMPOS PASADOS Senderismo

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