Crónica Club Mulhacen, por Anja
Esta excursión fue mi iniciación en el club y me ha dado muchas ganas de seguir saliendo con este montón de buena gente.
La primera buena sorpresa (teniendo en cuenta la parte alemana que, quiera o no, llevo dentro) fue la superpuntualidad por la mañana y la organización, que iba pis pas y siempre con una sonrisa.
Nos repartimos en tres coches y fuimos por carreteras, desconocidas por mí hasta entonces, por la bonita Andalucía, pasando lugares impresionantes como Escúzar (un triste ejemplo de política mal llevada). Rodeamos el Embalse de Los Bermejales hasta llegar al pueblecito de Játar. Al inicio del sendero micológico dejamos los coches y comenzamos el pateo. ¿A las 9:05h o a las 9:10h? Tanta exactitud no la había conocido hasta ahora en actividades de ocio por aquí. Con el aire bien fresco nos enfrentamos a la primera subida (que aún no contaba como una subida, según escuché) a través de un campo muy bonito, siempre con vistas a Sierra Nevada, pasando por matorrales y oliendo a tomillo y otras hierbas aromáticas.
El comienzo
Llegamos a la Venta de López, un lugar que tuvo más importancia en el pasado, en una ruta históricamente muy importante (por Cómpeta) y que fue usada para el transporte de mercancías desde la costa al interior y al revés, antes de que llegaran los vehículos a motor.
Otra subidita nos llevó por un pinar y al final...¡Aaaahhh, la vista al mar y a Torrox! ¡Qué belleza!
Seguimos bajando, pasando por una cantera con impresionantes bloques de mármol hasta un río con un puentecito para hacer una pausa antes de la auténtica subida. Aquí hubo una ronda de tentempiés de todas las variedades y formas. La subida hasta nuestra meta estaba dividida en tres etapas de tres collados, una más bonita que las otras y siempre con vistas muy amplias. Hizo muy buen tiempo, aunque no lo suficiente como para divisar África.
La Maroma y Bruno
El último tramo del camino, totalmente empedrado y serpenteante, llenó a todos (o por lo menos a mí) de alegría por la llegada a la cima. Y otra vez: ¡Qué bonito! Al sur el mar, Nerja, Frigiliana; al norte, Sierra Nevada y al Oeste la Maroma. Se ven muchos senderos que invitan a más. El sol brilló y el bocadillo estaba más rico que normalmente. Jesús trajo un vino de los buenos (¡un palo cortado de 20 años!) y Ana una tableta de Lindt Excellence (hmmmmmm!). También hubo una ronda de tortillas variadas, todas deliciosas. ¿Qué más se necesita para ser feliz? (Bueno, a lo mejor llegar a casa después...).
A la vuelta hicimos un recorrido ligeramente distinto que nos ahorró algunos metros. A algunos ya empezaron a dolerles los pies (no sé a quién era...). Cuando llegamos a los coches un rebaño grande de cabras y ovejas había ocupado el parking. En ese momento a más de uno le llegaría la idea del "choto al ajillo". Pero a nadie por primera vez, porque era el plan desde hacía mucho. ¡Y qué rico estaba! ¡Ole el cocinero del bar de Játar! Y ole Jesús: ¡qué buena excursión!
La vista desde la última curva antes de la cima y la llegada feliz.
Gracias a todos!