Para combatir los rigores del verano en Granada, aunque este no ha sido para tanto, no hay nada mejor que una escapada a nuestra querida Sierra. Por ello Patricia nos propone una actividad infantil dirigida evidentemente a los más pequeños

que se convierte en una actividad en familia, donde en perfecta sintonía, conviven veteranos merodeadores de aquellos parajes con jóvenes y jóvenas, como diría alguien por ahí, y con pequeños y pequeñas que comienzan a hacer sus pinitos montañeros; algunos ya con varias ascensiones a sus pequeñas espaldas.

Las ganas de disfrutar de la Sierra convoca un numeroso grupo de 42 personas en total, todos ellos muy entusiastas . Los más neófitos con gran curiosidad, esperan contemplar los secretos de esa Sierra tantas veces nombrados por amigos y allegados. Los más veteranos con ganas de mostrar a los demás parte de su pasión, y unos pequeños tan agradecidos con cualquier cosa que no dejan de reir y jugar.
El grupo se divide en 2: Por un lado los más mayores junto con los más jóvenes y algún que otro pequeño, encaran la loma del Mulhacén en busca del techo de la península ibérica. Por otro el grueso del pelotón infantil, junto con sus padres se dirigen hacia la laguna de la Caldera.

Finalmente después de una agradable aunque dura jornada , reunión en el refugio de Poqueira para compartir experiencias, cervezas y cena. Ambiente muy agradable donde todo el mundo se integra, participa y expresa sus impresiones del día. Y los pequeños protagonistas del fin de semana, que milagrosamente recobran fuerzas para poner a prueba las literas del refugio con interminables juegos.

A la mañana siguiente, después de recoger las diferentes chuches dejadas por criaturas nocturnas tales como gnomos, duendes y gambusinos, la expedición pone rumbo hacia la loma del Mulhacén para nuevamente dividir el grupo en 2: Los que se dirigen hacia la Laguna de Peñón Negro y los que nos quedamos con los pequeños en el Nido de ametralladora donde pasamos el resto de la jornada entre juegos, peleas y ocurrencias de los niños. Finalmente este lugar sirve de punto de encuentro para el grupo completo, que decidimos comer allí para dirigirnos hacia el Alto del Chorrillo antes de tomar la lanzadera que nos devolverá a la civilización.

Y nada más, un agradable fin de semana vivido con intensidad, donde muchos manifiestan el nuevo descubrimiento que acaban de hacer en forma de montañas y paisajes, de formas imposibles, de lagunas de gran belleza, de vegetación minimalista, de cielos saturados de estrellas y de en definitiva la magia que esconde la Sierra.

F. Javier García jimenez