El domingo tres de abril de 2016 , comandados por Ana, 10 mulhaceneros : Ana, Kika, Carmen, Pilar y Ramón , Jesús, Antonio Serrano, Javier San Martín, Pietro (invitado) y el que escribe, visitamos el Parque Natural de La Sierra de Baza, donde ascendemos al Calar de Sta. Bárbara (2270 mts.), su cima superior.
Reagrupados, en segunda convocatoria, en la gasolinera de Huétor-Santillán, partimos hacia el destino fijado tres vehículos en convoy. Sobrepasado Baúl, abandonamos la A-92 frente al cartel del “Parque” tomando la pista asfaltada que nos conduce al Centro de Recepción y Aula de Naturaleza de Narváez (1390 mts.). Éste, para nuestro fastidio, ha sido elegido hoy, por la Diputación, como base de su jornada de senderismo. ¡Casi nos danos la vuelta!. Pero, a una orden, la turbamulta se dispersa, y según itinerario, toman ¡todos! los senderos que parten del “Centro Narváez”. A las diez, comenzamos nuestra excursión, y, Ana, para no coincidir con grupo alguno, huye de las veredas “oficiales”, e inicia, sin senda, este primer tramo. Nos internamos en un “bosque” de pinos “carrascos” y “piñoneros” de repoblación, que, en los acarados, muestra, degradado, el encinar/retamal suprimido. A Pietro, futuro médico italiano,- nuestro invitado- , le vamos enseñando en español, el nombre de los árboles y plantas más frecuentes de “nuestro común” bosque mediterráneo.
En la parte alta del bosque, aproximadamente a 1 km del Área Recreativa de la Canaleja Alta (1600 mts.), interceptamos una cómoda vereda, que hoy sufre un “tráfico” denso. En consecuencia, llegamos a la susodicha área, en inevitable tropel. Son las 11’35 y acabamos de subir los primeros 300 mts. de los 1150 totales estimados.
El paraje es bastante acogedor. Entre el pinar, hay mesas con bancadas y sobresalen algunos ejemplares de cedros del atlas y secuoyas gigantes; Aquí, junto a una alberca, donde vamos reagrupándonos los mulhaceneros, destacan varias hileras de álamos blancos; Atrás, contiguo al refugio, varios “chefs” preparan una suculenta paella gigante. De nuevo, respetando los estándares de calidad exigibles a nuestro club, evitamos el “senderismo aborregado” que ya sube por la senda del GR-7, y, escorándonos a la izquierda del valle, abordamos este segundo tramo de la subida, unos 250 mts., con un rumbo claro, tutelado,-gracias- , por Carmen.
Vamos subiendo a través de un bosque más húmedo constituido por pinos silvestres, de óptimo aspecto,”protegidos” por una fastidiosa maraña de arbustos espinosos y algunos rodales de arces. En un claro del bosque, con vistas al calar, tomamos un refrigerio frugal, determinamos nuestra posición “exacta” y proseguimos. Unos pasos más adelante, encontramos una senda semiperdida con hitos (MP. 129..-139..) forestales, que interceptará, más adelante, la vereda del GR-7., que seguimos. Ésta desemboca de inmediato en el carril general (1850 mts), que se dirige a los “Prados del Rey”. Cruzamos la pista, y, con la cara norte del Calar de Sta. Bárbara frente a nosotros comenzamos a subir los últimos 400 mts agrupados. El suelo aparece tapizado con flores de azafrán silvestre (amo) y colchicos de primavera, pero, el paisaje se ha transformado drásticamente. De este modo, aunque nos vamos cruzando, de cuando en cuando, con hermosos pinos laricios aparasolados,- o abanderados, si son visitados por el viento inclemente – la vegetación “almohadilada” y a ras del suelo, esta constituida principalmente por sabinas y enebros rastreros, y varios tipos de “piornos”.
La pendiente es cada vez más “exigente”, por lo que cada cual la afronta según su condición particular. Jesús, que cuando sube, parece levitar, va “ abriendo camino” hacia un collado con manchas de nieve, a la derecha de la base del Calar. Javier, Antonio, Pietro y yo mismo intentamos, con la vista, no perder su estela.
Situados ya en el collado, descubrimos el otro lado de la Sierra de Baza, que confluye hacia el sur con la almeriense de Los Filabres. Sin embargo, hacia el oeste, cautiva nuestra atención, conforme ganamos altura, los Prados de Rey (2022 mts.), pradera enmarcada entre el Calar de Tejoletas (2228 mts.) y La Boleta (2200 mts.) sobre los que se alza, irreal, en el horizonte, Sierra Nevada, componiendo un cuadro magistral. Después del “éxtasis” contemplativo decidimos no demorar más tiempo el objetivo de visitar la cima del Calar de Sta. Bárbara., Tras transitar durante 10 minutos por una rocosa costra amesetada, hollamos el vértice geodésico. Mientras esperamos para el almuerzo a Kika y Ana, que vienen “parloteando” tranquilas, nos deleitamos con el bastísimo panorama “natural” que ofrecen las sierras de Jaén, Granada o Almería que abarcamos desde esta atalaya, comentando Pietro, que esta grata sensación es imposible en Italia.
Oficiamos la comida compartiendo “exquisiteces gourmets” tales como la sin igual tortilla de patatas de Kika, o un queso de cabra artesano “made in” Maracena. En el postre, no falta el chocolate suizo de calidad suprema. A las 2’45 iniciamos el regreso, y con objeto de completar un recorrido circular, bajamos, en primer lugar, hacia los Prados del Rey (2022 mts.) . En el descenso, nos topamos, al poco, con una grieta natural, probable mina de plomo, y más abajo, con las “Minas de Sierra Minera”, cuya boca semiderruida, igual que otras muchas del pie del Calar, quedan como vestigio nostálgico de la riqueza efímera que trajo el fragor minero de primeros del XX, que destrozando de modo irreversible el medio natural, condiciona, aun hoy, el desarrollo de esta comarca. Cerca del bosquete de pinos que “adornan” la pradera, nos “sumergimos” en el pasado submarino de estas sierras, como muestran los fósiles que vamos encontrando. También sorprendemos involuntariamente a una asustada víbora, ¡que corre a refugiarse bajo el matorral!.
Llegamos a los Pinos del Rey a las 3'40, y, mientras nos reagrupamos, disfrutamos de esta singular pradera de alta montaña que preside la Boleta (2200 mts.) . A sus pies, se levanta un moderno refugio, y más abajo, vemos un pozo de nieve con forma de iglú. Abandonamos el paraje por el carril general que recorre el valle, y, a menos de 1 km. Tomamos la senda del GR-7, que en 40 minutos nos deja en “La Canaleja”. La vereda, cómoda y sombreada, discurre por un tupido pinar, donde prospera el muérdago, y, donde hayamos, diseminados, pies sueltos del aceral autóctono. Ésta, aunque “toca carril” , anuncia, unos pasos más adelante, que nos “quiere” acompañar hasta Narváez, e, inicia, en suave subida, el tramo que irá cerrando nuestra visita al Parque. El “falso” llano obliga a algunos, como Pietro, a reducir su indumentaria al mínimo, lo que ocasiona un grave cisma entre “¡¡las madres!”, que defienden su primitivismo adánico, y “¡los muchachos!” , partidarios del moderno “fitnees” ultraláser.
Llegados a un pequeño mirador con bancos, desde el que se vislumbra el “Narváez” en el fondo del valle, la senda se ensancha, transformándose en un singular paseo romántico , con infraestructuras tales como bancos de madera o piedra junto a pequeños miradores, o galerías vegetales enmarcando el camino, adornado con fuentes de poético nombre, como la “fuente del olvido”. Muchos bebemos de la fuente mágica, pero, ...¡solo alivia la sed!. La senda acaba bifurcándose, un cartel indica que cogiendo el sendero de la derecha nuestro destino se haya a tan solo 400 mts.. Nosotros, con ansia ya de brindar con cerveza por el éxito de la jornada, descendemos sin dilación hacia el Centro de Recepción y Aula de Naturaleza Narváez que nos despide hasta la próxima, a las 6'00 de la tarde.
