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El Domingo dos de octubre el club Mulhacén dió por inaugurado el nuevo curso 2016-2017,con la realización de una preciosa excursión otoñal rumbo a Las Herrerías, en Güejar Sierra.

Salimos de Granada a las 9’05, y llegamos al pueblo treinta minutos después, en dos vehículos, aparcando junto al restaurante Las Olivillas. Somos 10: Ana, Pilar,Cecilio, Mara, Alfonso, Olga, Alberto, Ana Quintana, Marisa y el que escribe, los que pretendemos disfrutar de los colores y sobre todo ¡ sabores! Otoñales que brinden higueras, parras, castaños o encinas...¡nos pusimos...!

El día, espléndido, pero, a la vuelta, el calor “veraniego” se hizo molesto. Desde allí mismo, inicianos el recorrido, bajando hacia el parking público, para, enseguida, tomar a la izquierda un carril terrero, que, en quince minutos nos deja frente a la central eléctrica, y, donde un cartel, junto al puente, señala los destinos de “Haza Llana”, “El Castañar”, y “El Castillejo”. Nosotros, sin enbargo,- por la izquierda-, seguimos la pista por la que en otro tiempo circuló el Tranvía de Sierra Nevada, rumbo a las Estaciones de Maitena y Charcón. Dejamos atrás el pantano de Canales, que como bota vacía, ha retrocedido varios cientos de metros, víctima de la incipiente sequía. Deambular por esta fresca galería, donde el rumoroso ímpetu del río se abre paso, tiene su magia, y produce la ilusión de oir el silbato del tranvía a la salida del túnel. Más adelante, un pequeño tramo de vía a escala natural nos devuelve al presente, y nos empuja hacia la Estación de Maitena, transformada en mesoncete dominguero. Son las 10’30, y Ana, para darle algo de boato a la jornada inaugural, sugiere hacer un breve alto para tomar un café. ¡Pues claro! Algunos aprovechamos la ocasión para desayunar por segunda vez.

Sobre las once, reanudamos la marcha, tomando, frente al mesón, la vereda que sube por la “Cuesta de la Viña”, que trazando una diagonal asciende en zig zag al encuentro de la “Acequia del Tío Papeles”. Mientras “cogemos el ritmo” las conversaciones recorren, desde el ámbito profesional docente de la didáctica de las matemáticas, hasta el recuerdo emocionado de Jesús Serrano. Tras atravesar un encinar aclarado con olivos, y por encima del “Cortijo del Serrallo” llegamos, sobre las 11’45, a un cruce. Tomamos la vereda de la derecha, que, paralela al camino que conduce al “Barranco de San Juán”,va cogiendo altura, hasta llegar a un pequeño mirador panorámico en los “Tajos del Veredón”. Se comtemplan algunas “nortes” ; Atalaya, Vacares, Alcazaba y valles de los ríos Vadillo, Genil y San Juán. Ahora son las 12’20 y nos encontramos a unos 1400 mts. Proseguimos con ánimo renovado, pues, tras seis minutos, alcanzamos las primeras labores de los cortijos del paraje de “Las Fuentezuelas”, donde demoramos el paso desgranando algunos racimos de uvas, y., según avanzamos, exquisitos higos, suministrados, bajo consejo experto de Cecilio, por Alfonso, que se encarama a varias higueras. Pero con el festín frugívoro perdemos la senda, viéndonos obligados a atravesar eras y bancales, hasta que interceptamos el camino, que sube desde el fondo del río Genil. Caminamos por el carril brevemente, porque el “GPS” del recuerdo de las guías Ana y Mara buscan una senda, que, efectivamente, avistan por encima del mismo. Seguimos esa senda ascendente hasta que, sobre las 13’30 y sobre 1500 mts, llegamos a una bifucación, donde una señal de madera nos indica nuestro próximo destino; el “Barranco de San Juán”. Las Herrerías quedan, por la izquierda, a una hora, más o menos. Bajamos con precaución, en continuos zig zag, por un inclinado retamal, que se ha tragado la senda, aunque reaparece a veces, con amplias panorámicas del Barranco de San Juán, adonde llegamos en unos treinta minutos. Como son las 14’00, el hambre apremia, por lo que hacemos un alto para comer, protegidos por los sauces de la ribera del río. Muy especial el chocotate negro con limón, a los postres. Emprendemos el regreso a Güejar a las 14’30, cruzando los puentes sobre los ríos Genil y San Juan para caminar, sin malos humos, por la vereda “senderista” de la margen izquierda del río. Empleamos una hora en llegar al Maitena. Sobre las 15’30 atravesamos el abarrotado restaurante, los ojos se van a los chuletones, ensaladas y “cafeses” y un refresquillo ahora es muy tentador. Pero, andamos partidos en dos, y, sorprendentemente, los del primer grupo delantero han “volado”, así que, aunque el calor molesta, apretamos el paso para alcanzarlos. Nos reagrupamos, -porque se han detenido a esperarnos-, en el puente, junto a la central eléctrica, y comenzamos, juntos la “subidilla” final hasta el pueblo, al que llegamos, contentos, a las 16’30. Allí, en la terraza del restarante “Las Olivillas” calmamos la sed, mientras escuchamos entusiasmados las recetas culinarias de Mara, que celebraría, como el que más,“nuestro” querido Jesús Serrano.

 


VER REPORTAJE FOTOGRÁFICO COMPLETO. AUTOR: PABLO CANO


TIEMPOS PASADOS Senderismo

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