CRÓNICA DE LAS CHORRERAS DEL MOLINILLO

El domingo 1 de julio Ana “nos llevó” a Las Chorreras del Molinillo, en el río Dílar. ¡Gran acierto!,dado que este año presentan un esplendor magnífico. Como un idilio, la aproximación a esta “lágrima lorquiana”, una vez cruzas la Loma de Dílar,

por el Peñón de Matías (2459 mts) conjuga emoción, y gozo; cuando se desvela completa. A las 8’30, Ana, Modesto, Sonia, Gloria, Jose Manuel y el cronista iniciamos el recorrido circular, que , partiendo del pilón de la Casa Forestal de la Cortijuela sube en 30 minutos, al Collado de las Matas Verdes. Allí, girando a la derecha, seguimos la vereda, que toma altura entre la Solana de la Loma de los Panaderos y el Borrreguil de la Cortijuela, en dirección a la Loma de Dílar. En este tramo, sobrepastoreado, Ana impone un ritmo vivo, que todos acatamos, salvo Jose Manuel, que se “distrae” haciendo fotos. En todo caso, sobre las 10’30 ya estamos tomando un brunch ligero, protegidos de las ráfagas ventosas, por el Peñón de Dílar (2464 mts). Reiniciamos la marcha, cruzando, en minutos, la Loma de Dílar, junto al Peñón de Matías (3462 mts), y nos dirigimos hacia unos borreguiles, atravesando numerosos arroyos y verdísimas praderas encharcadas. Algunas vacas completan el cuadro “suizo”. En la ladera de enfrente, sobre la Loma de Peñamadura, que prolonga la Cuerda de la Dehesa, aparece el Cartujo (3152 mts) que “araña” “desconsolada” la Chorrera, aun semioculta. A media altura, y en descenso diagonal vamos hacia ésta, deteniéndonos con frecuencia, sorprendidos, conforme descubrimos nuevas perspectivas. Por fin, sobre las 12’00, nos situamos frente a las Chorreras, y bajamos al río Dílar. No hay vado posible. Crecidísimo y con el agua gélida, no queda sino desvestirnos y descalzarnos para cruzarlo. Ana, previsora (¡ y listísima!) cruza “cómoda” con sus chanclas cerradas. Los demás, con los pies asaetados por los guijarros tenemos más “dificultades”. Yo ¡ inocente!, pruebo con unas chanclas de dedo de Modesto, que el río me arrebata sin miramientos. Afortunadamente, quedan “varadas” en la orilla, por lo que su dueño, ¡ valiente ¡ las recupera. A continuación, visitamos la cascada, que se desploma con estrépito. Por su flanco izquierdo, dando un pequeño rodeo, vamos remontándola, para detenernos a comer en una repisa abalconada en el tramo medio- alto. ¡ Genial Ana!. ¡Qué marco!, ¡ Qué espectáculo tan grandioso!. Volvemos a la ruta sobre las 13 ’00, iniciando el regreso por la Loma de Peñamadura, cruzando las Chorreras por sus borreguiles superiores, que “horquillean” los arroyos que proceden del Lagunillo Misterioso, Arista del Cartujo y Cascajares del Cartujo. Por senda cabrera, accedemos a los Prados de las Monjas (2400 mts), donde Ana, ¡sin contemplaciones!, traza una diagonal en descenso hacia el Prado de las Yeguas (2000 mts), que hoyamos hacia las 3’45, tras atravesar el ¡“Oceáno del Piorno Cascajero”!, y varios barranquillos, que curten la paciencia. Ahora, con vistas especiales del Trevenque y Alayos, con horizonte del Lucero y Tejeda, tomamos la senda ¡autopista!, que se bifurca más adelante. Hacia la izquierda prosigue hasta el Cerro del Espinar, por lo que cogemos la de la derecha, que baja por el Melojar- robledal de la dehesa hasta el río Dílar. Descendemos al río para descansar, frente al Puntal de los Mecheros ( 1871 mts) y Collado Chaquetas y lo cruzamos por un puente de madera ¿con puertas?. Prolongamos el merecido descanso con un ¡remojón sanador!, pero, a las 4’30, subimos al Collado, y, rodeando el Cerro de las Chozas(1927 mts) ,- frente a la inserción de la Loma de los Panaderos y La Loma de Dílar- cogemos el carril que circunda el “ábside” del Trevenque. Regresamos a los vehículos, en la Cortijuela, paseando por el fantástico pinar semiautóctono y “jardín forestal” que la cubre.