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A primeros de mayo, cuando muchos han cambiado los esquís por otros artilugios de montaña, siete fatigas del esquí de montaña nos dirigimos al Cartujo dispuestos a pagar el tributo de esquiar al final de temporada (Este día nos esperaba nieve papa y bancos de niebla). Afortunadamente, la montaña nos agasajó con un día limpio de nubes, sin viento y con una nieve excelente. Así cualquiera baja esquiando por la norte del Cartujo sin emborronar el lienzo

firmado por "Los Máquinas" del grupo.
A las 7:35 hacemos recuento y sólo somos 6 esquiadores dispuestos a subir al Cartujo: Carmen CAR, Eloy, "PacoLuí", Javier, Eduardo y Oscar. En ese momento llama Jesús Tercedor diciendo que subirá en su coche para poder estar a la hora de comer con la familia. Ya somos siete, un buen número para la actividad.
Dispuestos a usar los recursos de CETURSA al mínimo coste hacemos una parada en el CAR donde la Guardia Real nos prestará una tarjeta de parking a cambio de ver el cambio de guardia. En este periodo de espera vemos entre bambalinas al equipo femenino de natación de Ucrania y a dos piragüistas de tomo y lomo. Con la tarjeta del parking en nuestro poder nos dirigimos al P2, donde Jesús Tercedor ya está "equipado y con las tablas puestas". Como marqueses, de gorra y sin cargar material, los siete magníficos salimos del parking y nos calzamos los esquís., pero en la primera rampa el corazón pone a cada uno en su sitio, formándose dos grupos. El segundo grupo lo forman sólo dos integrantes, Carmen CAR y un servidor. No obstante, "PacoLuí" se queda cerca de nosotros, como el abuelito con los nietos, haciendo su reportaje fotográfico y dándonos calor en la dura y larga travesía que nos espera.
Ascendemos por las pistas hasta el radio telescopio sin camicaces a contramano y a buen ritmo gracias al horario de primavera y a una fina capa de nieve polvo sobre la nieve dura de la pista. En el collado del radio telescopio nos reagrupamos, pero Carmen CAR decide volver y cambiar nuestra compañía por un buen yacusi que le reponga de la salida en BBT del día anterior. Descendemos la loma sobre una nieve dura pero disfrutona hasta el río Dílar. Mientras nos ponemos las pieles - "PacoLuí" lanza un globo sonda/aviso a navegantes- "La norte del Cartujo tiene la misma inclinación que la pala que hemos bajado sólo que es más larga"-. De nuevo, con las pieles puestas, nos dirigimos en un sube y baja continuo hacia el valle del Cartujo, por donde ascenderemos hasta el collado. En este punto el grupo de cabeza pone el mantel y se toma un buen tentempié, pero al llegar el último y único integrante del segundo grupo se confirma la putada del montañero "cuando llega el último sale el primero"; han quitado el mantel y sólo me puedo comer tres dátiles y tomar un buchito de agua. Ya sólo queda subir por la cuerda, pero sin fuerzas ("se acabo la reserva de glucógeno"). De nuevo nos reagrupamos en la cumbre con un día esplendido, despejado sin viento y con el mar de nubes que pronosticaba el AEMET a años luz de distancia (Lógico, ya que hemos subido a la cumbre más rápido que la térmica). Allí, el servicio doméstico me quita las pieles, las guardan, nos hacemos unas fotos, me dan un empujoncito para bajar por LA NORTE. -La nieve está buena para bajar-dice el grupo. -Habrá que creérselo. No hay más remedio-dice mi mente. Para quitar hierro al asunto, se nos cae Jesús Tercedor en plena sesión fotográfica y nos reímos de lo lindo ("Los Máquinas" también se caen,...de vez en cuando).
-La nieve está buena. La nieve está buena,....- dice mi mente-. ¡Joder!, ¡joder, donde me he metido! ¡Me tenía que haber quedado en Sevilla o haberme retirado con Carmen CAR y estar ahora disfrutando del jacuzzi con el equipo femenino de natación!
¡Es verdad!, ¡los maquinillas no se equivocan la nieve está de miedo!, hasta yo puedo seguir la huella de ellos sin estropear el lienzo que han dejado. Tras el intenso descenso , nos dejamos caer suavemente hasta el remonte de CETURSA, desde donde ascendemos como plumas arrastradas por el viento hasta la cumbre del Veleta, para posteriormente bajar, sin parar, ni descansar, por las pistas hasta el parking. Aunque, a mitad de descenso, se nos escapa Eduardo para volver a subir y bajar el Veleta (siempre ha habido clases), mientras el resto de la tropa nos dirigimos al coche con las piernas más duras que los tornillos de un submarino.
En el parking, sin Jesús Tercedor, que va camino de Granada, salimos a recoger a Carmen en su CAR y llevárnosla a tomar una sopita para que se recupere del esfuerzo que ha realizado en el jacuzzi durante toda la mañana. En Las Víboras le ponemos los dientes largos y, "llorando a moco tendido", decide que va a dejar la bicicleta para el verano mientras haya nieve para esquiar (sólo "Los Máquinas" son capaces de encadenar una salida de BTT y con otra de esquí).
De nuevo en la rotonda, tras subir y bajar al Cartujo, nos despedimos y quedamos para próximas esquiadas primaverales. Ahora sólo queda llegar a Sevilla (apretando el acelerador durante 2:30 horas mientras otros se duermen la siesta tras tomarse un café sin cafeína y una torta de Inés Rosales). Pero esa es otra historia.
Oscar Marchena  Cartujo0     Cartujo1    Cartujo2 Cartujo3   fotos