Me estreno con esta crónica del fin de semana que pasamos en Espiel (Córdoba) el fin de semana del 29 al 31 de mayo.
La mayoría llegamos sobre las 21h y tras instalarnos en el albergue nos sentamos a las mesas para degustar nuestras tortillas. Unas mejoras que otras...No se puede comparar Mercadona con la suculenta tortilla de Fernanda Zambrano, que aunque no asistió a este encuentro, sí que preparó a sus nietos este delicioso manjar al que todos hincamos el diente (aún la saboreo...).
Al día siguiente a las 9,30h nos dirigimos a la zona de escalada. Amaneció nublaete y nos hizo una mañana fresquita hasta el mediodía que empezó a apretar un poco más el calor.
Patricia, Javier y Alfonso abrieron vias y estuvieron todo el tiempo asegurando a niños y mayores. Fue toda una experiencia, sobre todo para los hermanos Alba y Javier que a pesar de ser su primer día de escalada, ¿quién lo diría?, lo hicieron fenomenal y repitieron una y otra vez. Para algunos mayores también fue la primera vez y lo disfrutaron mucho. No hay más que ver las caras de satisfacción en las fotos, que por cierto, hay que agradecer a Luis, porque son fantásticas. Sobre las 14h regresamos la última tanda de escaladores al albergue y nos pusimos los bañadores para darnos un buen chapuzón en la piscina. Y de ahí no nos movimos en toda la tarde. Tarde chillout amenizada con música y acompañada de cervezas varias..Lo mejor de todo es que campamos a nuestras anchas en la zona de la piscina.
Al día siguiente, después del desayuno, sobre las 10h, nos preparamos para pasar una divertida mañana haciendo la actividad más deseada: paseo en canoas. Una vez equipados con nuestros chalecos, bañadores y remos nos dirigimos a la orilla del pantano para recibir una serie de instrucciones y recomendaciones por parte de los monitores de esta actividad antes de subir a las canoas. Primero dimos un buen paseo para familiarizarnos con las canoas y disfrutar del precioso paisaje. No es nada fácil lo del remo en canoa... Sin embargo, todos lo disfrutamos como el que más. Y de repente, ¡aparecieron ellos! Unos diminutos patitos buscando a su mamá asustadísimos porque unos seres horripilantes montados en canoa estaban invadiendo su territorio. ¡A qué velocidad nadaban y cómo se sumergían y luego sacaban sus cabecitas para poder localizar a su madre que les llamaba cerca de la orilla...! ¡Y qué cuidado tenían los niños de no hacerles daño con los remos...! Fue un momento emocionante y muy bonito. Al cabo de un rato, la monitora nos reunió a todos para explicarnos de que manera había que tirarse de una canoa. María y Elena nos hicieron una demostración magistral de cómo había que hacerlo y además con una gran elegancia...Luego llegó la hora de los juegos y aquí nos desmadramos todos un poco. Nos dijeron que nos comportáramos como niños y algunos nos lo tomamos al pie de la letra. Fue una auténtica batalla campal, en este caso naval, entre el equipo rojo y el azul. Entre que algunos no nos enterábamos de quién iba con quién, que no controlábamos bien las canoas y que de vez en cuando se nos escapaba algún remazo que otro. Más de uno salió mal parado, como Alfonso, que le reventé un labio. ¡Pobrecito! De nuevo, mil disculpas. No recuerdo qué equipo salió ganador, pero sí puedo decir ¡que lo dimos todo!
Luego vino la carrera de canoas, y papis, mamis y niños nos dejamos los brazos ahí, remando a tope. ¡Increíble la fuerza y el ánimo que da un niño que quiere ganar para poner toda la carne en el asador! Tras la carrera, había que regresar a la orilla. Más tranquilos y también más cansados remamos hasta llegar hasta ella. Devolvimos todo el equipo y fuimos a la zona chillout donde Patricia repartió unas camisetas chulísimas para que los niños tuvieran un feliz recuerdo del fin de semana en Espiel. Ya todos con su camiseta puesta y foto de rigor hecha, nos marcamos el "baile del cuadrado". Baile curioso y divertido donde los haya, en honor a los ganadores y a todos los participantes.
Este ha sido el resumen de un encuentro que ha salido redondo, cargado de emociones y por supuesto de actividades a la altura de este club de montaña Mulhacén al que estoy encantada de pertenecer. Gracias a todos, y en especial a Patricia por haber organizado esta escapada tan ESPECIAL.
¡¡¡Saludos!!!
Carmen Carrasco
