Empezamos las excursión muy prontito a las ocho, pero no me quejo algunos se levantaron a las cuatro de la mañana. Se ve que tenían ganas de empezar la alta ruta.
Lo que menos me gustó fue el autobús, te mareabas mucho, hacia mucho calor y el viaje era largo, pero te echabas una siesta y se te pasaba.
Eché de menos que hubiera más niños, a ver si para la próxima vez.
Empezamos cuesta arriba,siempre cuesta arriba. Creo que todos teníamos ánimo de subir por los filetes que luego nos íbamos a zampar, digo filetes porque las croquetas se las zampó María por el camino.
Cuándo ya se acercaba la hora de comer empezamos a tener visiones y hasta una vez nos confundimos y creíamos que ya faltaba poco para el Mulhacén pero lo que se veía a lo lejos no era el Mulhacén sino el Mulhacén chico.
Pero al final llegamos, y pudimos disfrutar de las vistas, la satisfacción y sobre todo los filetitos empanados pero no las croquetas, las croquetas no pudieron sobrevivir a la subida.
Había muchas cabras por todos lados, también bajando por la montaña, y por cabras no me refiero a los luises corriendo montaña abajo.
Cuando llegamos al refugio nos dieron la bienvenida con un refresco y unas palomitas. Cenamos genial, y luego, a la cama. Dormimos un poco achuchados eso sí.
Por la mañana desayunamos churros, tostadas con beicon, cereales, zumo, ... vamos todo un banquete. Y después la bajada. De nuevo hubo quien se desmaracó, saltando monte abajo, hasta que llegamos a pilón. Allí mi hermano y Luisillo Morel se bañaron, y los demás nos remojamos como pudimos. Después comilona de plato alpujarreño, migas, y lo que quisimos y después a jugar al parque junto al río. El único problema es que se nos llenó de adultos enseguida.
Menos mal que pudieron adelantar el autobús y volver pronto a casa.
En resumen, que me lo he pasado genial. este club es muy divertido. Hasta la próxima.
ELENA ORDOÑEZ COBACHO