El domingo 19 de noviembre, conforme al programa de A Pié de la Historia, visitamos la Taha de Pitres (1975) en la Alpujarra Media;
de origen romano y máximo esplendor en período musulmán (XIV-XV); Seda y tejidos. Pitres, con su anejo de Capilerilla, es la capital y núcleo principal. Incluye a Mecina Fondales, con los anexos de Fondales y Mecinilla, y capital en Mecina y Ferreirola (con el de Atalbéitar).
Realizamos el encantador sendero del Río Bermejo, el PR-A 29 (marcas blancas y amarillas), de apenas 7 kms, bien señalizado, pero que además contiene los principales activos paisajísticos, etnográficos y económicos de la Alpujarra.
Dirigidos por Kika, Pilar, Ramón, Ana Quintana, Enrique y el que escribe, a las 10’45 y con ¡cierta premura! , nos situamos en el ayuntamiento de Pórtugos, y omenzamos a callejear buscando la calle Eras, pero nos “sale al paso” la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Está construida sobre las ruinas de la anterior del s.XVI, mudéjar, destruida en la Guerra Civil, ya quemada durante la rebelión morisca. La calle es una empinada cuesta que finaliza en una Era – Mirador, con panorámicas de la Contraviesa y Sierra de Lújar, sobre los “animados” terraos del pueblo - con forma cóncava o de parasol, más que escalonado-. Comienza aquí este cautivador sendero que va recorriendo el Barranco del Castañar, donde los magníficos ejemplares de castaños, robles y álamos, en su plenitud otoñal, seducen los sentidos y demoran la marcha. Sobre las 11’15, alcanzamos la Acequia de Pórtugos, que acompañamos un breve tramo, hasta que, subiendo hacia la derecha, se atraviesa el carril que sube al área recreativa, para continuar ahora, al otro lado, por un bosque mixto de robles y encinas, bastante aclarado. Toma altura por la solana, desembocando, sobre las 12’00 , en el área citada. Allí en el escarpe del Tajo de Cortés, el Bermejo ha labrado una cascada bellísima, que se precipita con ímpetu desde gran altura. Nos detenemos para disfrutar de esta maravilla natural, mientras “picoteamos” alguna fruslería ligera. Sobre las 12’25 reanudamos la marcha, girando hacia la izquierda y transitando unos 250 mts por la pista que une Capileira con Trevélez, y tras cruzar el puente que salva el Tajo a unos 1750 mts, donde confluyen el Barranco de la Chorrera y el del Javalí en el Bermejo, llegamos, sobre las 13’20 al cruce del sendero que traemos, que como indica la señal comienza a descender hacia Capilerrilla. Transitamos por un bosque mixto, donde los grandes castaños crean una atmósfera de penumbra nemorosa y poco después, sobre las 14’00, nos cruzamos con la “ preciosa” y funcional Acequia de las Ventajas o Real (1500 mts) , esencial para “nutrir” los bancales aterrazados de la “renovada” agricultura alpujarreña, otrora de mera subsistencia y autoconsumo. Ésta ha generado una fantástica galería de robles y castaños con someras praderillas de sugestiva belleza y gran valor.
Continuamos bajando la vereda arbolada, entreviéndose a derecha Capilerilla sobre fondo de la Sierra de Lujar, hasta que llegamos a un cruce de caminos. El sendero que traemos, el pr-a 29, baja un poco, después de cruzar la pista terrera, y girando hacia la izquierda, pone rumbo a Pórtugos. Nosotros bajamos a la pista, que traza una curva pronuciada hacia la derecha y después de refrescarnos en la Fuente de las Pocillas, junto a la carretera que baja a Pitres (500 mts) entramos en el núcleo urbano, que conserva la arquitectura popular tradicional en todo el entramado físico habitado. Se compone de una sucesión de cubos superpuestos, con muros de piedra encalados, sin apenas ventanas (pequeñas), techo de vigas de castaño, que se cubre con lajas de pizarra y encima, como impermeabilizante launa; gravilla y arcilla, con aleros de pizarra. Solo la chimenea sobresale del techo, plano. La separación entre estos cubos de crecimiento “orgánico” y adaptados a la topografía del lugar , generan las calles, pasajes, zaguanes de las viviendas , tinaos y otros elementos característicos. Paseamos por un pueblo “fantasma” ajeno al “turisteo”. Reina el silencio, interrumpido tan solo por una niña de unos once años que, reconoce que añora a sus amigos del verano, y otra muchacha, móvil en mano, que busca al turista que lo ha perdido. Al final del pueblo, junto al moderno hotel rural El Maravedí , comenzamos a bajar hacia Pitres, por una senda en desuso que conecta con el GR- 7. En Pitres, buscamos un bar donde mitigar el hambre, por lo que bajamos a la plaza principal. Allí sobresale la “moderna” iglesia parroquial de San Roque y del Cristo de la Expiación , con su alta torre, guía referencial de la Taha. La original, de 1530 mudéjar ardió con la rebelión morisca y además destruida en la Guerra Civil. Ya informados sobre los restaurantes abiertos, bajamos a la carretera comarcal y entramos en el conocido como “ La Carretera”, en cuya terraza-balcón , sobre el barranco del Río Bermejo, almorzamos con gusto el típico plato alpujarreño. Después del agasajo de unos chupitos de orujo, nos levantamos ¡algo mareadillos!, dispuestos a completar el itinerario caminando hasta el vecino Pórtugos. Seguimos la carretera, hasta que pasado el Río Bermejo nos incorporamos al camino de enlace de ambas poblaciones y en 15 minutos estamos entrando en Pórtugos por el lavadero y Fuente de Churriana. Atravesamos el pueblo en diagonal, llegamos a la plaza de la iglesia y bajamos hacia los coches, donde nos preparamos para finalizar esta inolvidable jornada ¡ tan disfrutona!, retornando a Granada tras el curveo comarcal ¡infinito!, y la atestada carretera de la Costa.