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Llego el día y salimos cuatro mulhaceneros hacia Ronda, bastante cansados del trajín de toda una semana y no al cien por cien. Dolores de barriga, de espalda y tortícolis eran temas de conversación, también una caída de la bici el día antes contribuyo a pensar que no era el mejor día para una excursión de ese calibre.

Llegada a Ronda, fotos con los legionarios, recogida de dorsales y pasaportes, a algunas la talla XL de camiseta les estaban un pelín grandes, no había otra opción, hay que llegar antes y..... ¡Sorpresa! hace falta fotocopia del DNI y pegarla al pasaporte Legionario, imprescindible para no ser descalificado.
¿Donde hacer fotocopias a las nueve de la noche? Un por favor, por favor enterneció a una madre, con bebe en un carrito, que cerraba su oficina de seguros en esos mismos instantes y muy amablemente nos hizo las fotocopias ¿Y ahora como las pegamos? Pues ahora a la búsqueda de pegamento, los Chinos resuelven mucho, siempre están abiertos.
Por fin estamos sentados frente al plato de pasta legionaria, en medio de la bulla, musiquillas militares y el ir y venir de muchos participantes y organizadores. Claro que, como la cena fue con Coca-Cola, agua o Aquarius, hubo que buscar donde tomar un par de vinos con un poquito de jamón, el sábado teníamos que estar fuertes y suficientemente hidratados.
Una vez en Parauta una señora muy amable nos recibió y aunque eran ya las once y media de la noche no paraba de enseñarnos la casa y contarnos historias interesantes, total que bastante cansados y con la ayuda de algún ibuprofeno y Valium alguno consiguió poder descansar e intentar que los músculos de descontrayeran.
Qué barbaridad cuanta gente, un polideportivo lleno de corredores y ciclistas esperando pacientemente a pleno sol, mejor salir los últimos y buscar alguna sombra, además había que ingeniárselas para desahogar tanta hidratación mañanera, cada cual se busco su rinconcito, pues el servicio disponible tenía una cola interminable. Y de pronto entre discurso y discurso llego la Salida. Los animadores de la fiesta preguntaban, micrófono en mano, de donde eran los participantes y hacían las transcripciones tan libres que a la de Hamburgo la bautizaron como de Burgos, pero quedo alto y claro por la megafonía del estadio que allí estaba el club Mulhacén, de Granada por supuesto. Y ala, a pedalear.
Un buen paseo por las calles del centro de Ronda, llenas de público animando y aplaudiendo nos llevo hasta las afueras donde dieron la salida, con lo que ya llevábamos unos cinco kilómetros y aun nos quedaban los 101.
La masa se iba estirando y en la primera cuesta, comprobamos que lo difícil del día no serian los grandes desniveles (2.899 m. Acumulados) si no, subirlos pedaleando sorteando ciclistas y ciclistas andado empujando a su bici, además siempre iban por el mejor camino, total que a cada pedalada había que exclamar: ¡Por la derecha! o ¡Por la izquierda! no sin el riesgo de que los disléxicos y despistados te taponaran el paso y entonces o pie a tierra o a las piedras sueltas, total que lo realmente difícil es conseguir pedalear entre tanta gente, piedras sueltas y rodadas en el barro seco, sin descuidar que los camicaces que se tiran a tumba abierta en las bajadas, intentando adelantar a los que les pasaron en las subidas, no te envistan y te lleven por delante, como vimos a unos cuantos. Que inteligencia eso de jugarse el tipo, el suyo y el de los demás, por llegar el 2.222 en vez del 2.219.
Poco a poco fuimos aprendiendo que en las paradas había que tener un poquito de paciencia y usar la picaresca para llenar el bote de Acuario y de coger mas de un trozo de plátano, claro que no sabíamos que posiblemente estaremos una temporada sin beber isotónicas ni comer plátanos, tomamos la "ración de un mes" en un solo día.
Fuimos descubriendo la amabilidad y solidaridad de la gente, tanto de participantes siempre dispuestos a ayudar (sobre todo a las chicas) como de espectadores. Piropos siempre para las chicas que en este recorrido, hombres hay muchos. Abuelos en la puerta de su casa dispuestos a refrescarte manguera en mano. Incluso cuando ya hacía un buen rato que el primer marchador nos había adelantado, te hacían sentirte un campeón solo por participar.
Cuesta a cuesta, bajada a bajada, pueblo a pueblo con unos paisajes de ensueño y un día inmejorable, solo pasamos una horita de calor, llegamos al cuartel, Km. 75, aquí parada larga, comida caliente, sentados en mesa, servicios, relax etc. los más espabilados consiguieron dos Aquarios los más legales solo uno y después ¿Siesta en el sillón? No... vuelta al sillín.
Bueno, ya solo quedan 26 kilómetros, comentaba alguno ¡Pero que 26 kilómetros! Concentración de cuestas y desniveles, aparte de las normales que hay por allí, que son fuertes todas, había que superar las famosas "De la Ermita" con su vertiginosa bajada y "La del Cachondeo" con su precioso empedrado y la multitud de ciclistas empujando a su bici convertidos en obstáculos, que transforman la subida en un Slalom hacia arriba, pues solo con escuchar su nombre ponen pie en tierra. Para que no vaya a tomar fama la 101 de suave, este año entre estas dos famosas cuestas los organizadores han metido otra mas empinada aun y por vereda, donde no llegamos a ver a nadie pedaleando, salvo en algunos tramos que daban un respiro. Solo la han incrementado seiscientos o setecientos metros mas de desnivel ¡Que es eso para unos ciclo turistas entrenados por el abuelo PacoLui!
Por fin el momento esperado. Nos reagrupamos en la entrada de Ronda, por parejas pasamos el puente del Tajo y entre los aplausos de un público tan incondicional cruzamos la línea de llegada, donde estos formidables organizadores, damas y caballeros legionarios, nos colgaron la medalla, "El Ladrillo".
Después; fotos, cerveza y cena legionaria. Como aun nos quedaban fuerzas, decidimos celebrar que habíamos llegado bien y sin contratiempos; celebración que tras un par de botellas de buen vino de Ronda con un esplendido plato de jamón de bellota, acabo en el famoso Buda tomando gin-tonic, aun con los culote y maillot puestos, bailando hasta las tres y media de la mañana. Algunos salieron cantando el famoso "Soy el novio de la muerte" o "besando" el asfalto mientras pedaleábamos buscando el coche, que nadie quería conducir, y que nos tenía que llevar a Parauta en busca de un merecido descanso.
Excursión en bici por parejas; Concha/Eduardo y Ruth/Eloy por la 101 de la Serranía de Ronda. La Legión Une.

Eloy Linares